miércoles, 5 de enero de 2011

Se esfumó

Después de toda una vida rodeada de humo, después de verme obligada a abandonar varias salas de fiesta por un leve escozor en los ojos, después de salir a tomar un café y regresar a casa con la ropa impregnada de olor a tabaco, pero sobre todo, después de una larga y dolorosa lucha que me lleva ya más de dos años, por fin, la ley me acompaña. El 2011 no ha podido comenzar mejor, por fin queda totalmente prohibido fumar en lugares públicos, la legislación por primera vez en este punto, ampara a los desamparados.

Como era de esperar la polémica ya está servida, derechos, libertades, son dos de las palabras más pronunciadas por aquellos que defienden la opción de continuar fumando como hasta ahora. Pero estas personas, todas fumadoras, quizá no se hayan detenido un segundo a pensar en los demás, en los que hemos estado ahí siempre, callados, inhalando día tras día el humo de sus cigarrillos.

¿Dónde quedaban entonces nuestros derechos? Nuestro derecho a no entrar en contacto con vuestro humo y nuestra libertad más básica de circulación sin recibir ningún tipo de contaminación. Hoy, ya es un hecho, quien quiera fumar, perfecto, está en su derecho y no seré yo quién se lo arrebate pues ahí es donde reside su libertad pero, desde luego, no a costa de mis pulmones.

L. Parrondo

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