lunes, 14 de marzo de 2011

El respeto, un valor a la baja




El pasado jueves, un grupo de jóvenes entraron en la capilla de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, semidesnudas en señal de protesta contra la existencia de semejante lugar de culto en este centro de estudio. Tras lo acaecido hace algunos meses en la Universidad Autónoma de Barcelona donde los estudiantes consiguieron su propósito, eliminar la capilla del centro, ahora parece que le toca el turno a la Complutense.

La pertinencia o no de un lugar de oración en los centros universitarios es, desde hace años (al menos 5 pues mi profesor de sociología ya planteaba el dilema) un tema de debate, y no seré yo quien me posicione a favor o en contra, pero lo cierto es que a día de hoy, las capillas son un hecho, legal, que como tal debemos respetar.

La religión que practican la mayoría de los españoles quiso estar presente en estos centros educativos en el momento de su cración, y la autoridad a lo largo de los años ha creído oportuno mantener esta presencia, sin imposiciones, respetando la libertad de los estudiantes.

La realidad está ahí, las capillas si no los buscas, no las encuentras,  los fieles acuden, los que no, pasan de largo. Nada más. Así ha sido durante décadas.

Pero un buen día, un grupo de mujeres radicales de una asociación estudiantil de extrema izquierda, cargadas de ganas de llamar la atención, decidieron presentarse sin camiseta y faltar al respeto y ofender a quienes estaban, haciendo uso de su libertad, en este lugar de culto.
El rector Carlos Berzosa como máximo órgano de la Universidad, al día siguiente emitió un comunicado de prensa en el que señaló que abriría un expediente informativo a los responsables, pues la tolerancia y el respeto en materia religiosa son indispensables.

¿Acudirán estas señoritas a alguna de las mezquitas madrileñas? Lejos de presentar sus motivos de repulsa por la vía legal, parece que para la organización "Contrapoder" la falta de respeto es su mejor arma para encabezar sus protestas. Una lástima que así se esté formando la futura clase política que nos represente.

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